el viernes 03/03, tomamos un taxi que nos conduciría al barrio de miraflores y luego a “villa fátima”, donde se toman los “mini-buses” para viajar a la zona de “los yungas”, el sub-trópico más cercano a la ciudad de la paz, famoso por la producción de la hoja de coca destinada al consumo tradicional, al “pigcheo” y a los rituales ancestrales, a diferencia de la hoja del “chapare” que desde sus orígenes se vinculó mayoritariamente al narcotráfico.
“los yungas” también es famoso por la presencia de poblaciones afrodescendientes que encontraron en estas latitudes su hábitat perfecto, y que poco a poco se fueron “indianizando” por el dominante entorno cultural aymara. es muy evidente encontrar morenas -como popularmente se denomina a las afrobolivianas- con mini-trenzas y mini-polleras, vestimenta tradicional de las mujeres quechuas o aymaras. es en la música y en los bailes originarios de esta zona en los que afloran los orígenes étnicos: en las “morenadas” y en las “sayas”…..con los que nos trasladamos al áfrica, al ritmo de: “donde está mi negra….. bailando, con la saya del tundiquis….. bailando, con la saya del tundiquis…….cantando; donde se ha perdido mi negra, con la saya del tundiquis….cantando….”
para llegar a corioco, pequeño pueblito enclavado en los yungas, hay que atravesar “la cumbre”, es decir la cordillera de los andes, por un paso que supera los cinco mil metros de altura y en el cual el paisaje siempre se blanquea por efecto de las nevadas. en esta oportunidad también pudimos maravillarnos de los níveos cerros, donde llamas blancas nos miraban tiernamente con sus ojazos blancos…..
el agua fluye por doquier alimentando riachuelos y ríos del acuífero que abastece la enorme sed y las necesidades del líquido vital de buena parte de la población de la ciudad de la paz, que acababa de pasar por un largo período de abstinencias por la inusual sequía producida en el territorio boliviano, particularmente en las zonas donde los deshielos son fuente de vida.
luego de unas tres horas de viaje por una vía asfaltada, pero llena de onduleantes y cerradas curvas, cerca de la cual corre “la carretera de la muerte”, ruta promocionada turísticamente para ciclistas eufóricos y llenos de adrenalina que descienden veloces en sus bicicletas para llegar – o no llegar- a su destino, llegamos a la plaza de coroico en donde estiramos las piernas caminando en torno a la plaza y almorzamos. luego, con la barriga llena y el corazón contento, subimos en un taxi por unos lodosos y resbalosos caminos al hotel “esmeralda”, donde habíamos realizado nuestras reservas.
llegados a nuestro destino, constatamos el prodigioso y exuberante paisaje que rodeaba el hotel y el pueblo. sin duda habíamos llegado a una especie de paraíso terrenal, si no fuera por las erráticas conductas de los seres humanos que nos empeñamos en joderlo todo, ensuciarlo todo, agredirlo todo. mejor me explico: si bien el hotel tenía una infraestructura aceptable , la atención no era mala, era pésima, todo olía a humedad y a descuido, no había a quien pedir nada, un desastre….
al día siguiente, luego de un triste desayuno “tipo bufete”, salimos hacia las cascadas, para visitar la más lejana. cuando llegamos, nos encontramos con un grupo de alegres jóvenes que ateridos y tiritando, disfrutaban de la poza de agua que se formaba en la base de la cascada. como todo lo que antes ya habíamos visto, las instalaciones ejecutadas junto a este bello lugar eran más que deprimentes: camerinos y baños mugrientos, pisos resbalosos como para contramatarse en el menor descuido…..penoso. sin embargo, cumpliendo con mis habituales ritos, decidí desvestirme y meterme al agua fría -casi helada a esa hora de la mañana- para recibir la energía de los dioses y santificar mi cuerpo y alma. luego de medio día, caminamos por los alrededores del poblado, nos encontramos con maravillosos paisajes y rincones donde cualquier ser humano se sentiría lleno de gracia plena, pero tristemente el denominador común era la basura, el ruido (físico y visual), las construcciones mal hechas e inacabadas, las calles en pésimo estado, en fin todo develaba que los seres humanos hace rato habíamos perdido el rumbo y nos esmerábamos en seguir destruyendo o contaminando todo lo bello que nos ofrece este maravilloso planeta………penosa constatación.
el sábado, temprano en la mañana acompañé a cecilia, la prima de lizi, mi compañera, que había decidido retirarse a este maravilloso rincón del mundo. fuimos a visitar la construcción de su casita, acompañados de un maestro albañil que se ofrecía a terminarla, dado que el anterior -que fungía como dirigente de la comunidad- le había estafado, dejando la obra en estado lamentable. en sitio, volví a mis funciones de arquitecto, dibujé el plano de lo que debería ser la casa, utilizando al máximo el entuerto y de lo avanzado, le di unos consejos frente al nuevo y futuro responsable de la obra, para que él supiera que provenían de una persona que llevaba cerca de cuarenta años en el oficio. estoy seguro que cecilia tendrá mejor suerte con este maestro ya que, por lo que vimos, éste si construía……
dos cosas bellas me motivaron positivamente en coroico: la primera, una trepada al cerro, caminando despacio con los nietos, por senderos y jardines perfumados y floridos, hasta llegar a un hostal muy “hippie”, administrado por una señora alemana que hacia años había decidido que este era su lugar de retiro y compartir esta opción de vida con jóvenes del mundo que, mochila al hombro y muchas ganas de conocer y ser, llegaban a su paradisíaco lugar, denominado por ella misma: “sol y luna”. toda una determinación a ser emulada…..
la segunda fue disfrutar de una soleada mañana, en traje de baño junto a la piscina del “esmeralda” -el único sitio decente del hotel-, para mirar cómo se desplazaban las nubes y cómo copulaban en el aire dos libélulas -espectáculo que nunca antes yo había visto- al mismo tiempo que observaba cómo, a pocos metros, una joven francesa de armoniosas curvas, bronceaba su cuerpo antes de clavarse en el agua y salpicarme unas gotas de agua que enfriaron mis pensamientos……
si habría que sintetizar esta experiencia en coroico, lo pertinente es decir:
los seres humanos hemos perdido la facultad de someternos al paisaje y a sus bellas armonías, incorporándonos a los sitios con humildad y respeto, sin estridencias, abusos y depredadores gestos……
handel guayasamin, arq.
10/04/2017
- pigchar, acto de masticar la hoja de coca
- saya, ritmo afro boliviano