El pasado 24/05/2017 se produjo el cambio de gobierno en el Ecuador, luego de que el Econ. Rafael Correa ejerciera la presidencia de la República por diez años consecutivos. Dos días antes, el lunes 22/05 se inauguró el edificio denominado “Plataforma Financiera”, ubicado en el hiper-centro de Quito, en uno de los  sectores de mayor valor de la ciudad caracterizado por la presencia de bancos, financieras, aseguradoras, edificios con oficinas de importantes empresas privadas y estatales, centros comerciales y grandes avenidas.

Este hecho, que debía convertirse en el gran epílogo del gobierno saliente, se convirtió en un pequeño gran desastre y por tanto fue objeto del “bullying” generalizado ya que pocos días antes de su inauguración se inundó, es decir “hizo aguas”.

Las aguas lluvias ingresaron por todo lado y, en lugar de evacuarse por el sistema de alcantarillado, inundaron la planta baja y subsuelos “mojándolo todo” como diría Luis Eduardo Aute en su sugestiva canción del disco “alevosía”.

Pero es que el agua no solo ingresó desde la calle, también lo hizo por los techos, por las escaleras, por las juntas entre los bloques. Sin duda algo estaba mal, algo se hizo mal.

Frente a las bochornosas imágenes que  daban cuenta del diluvio, el gobierno (por boca del primer mandatario saliente, durante la propia inauguración del edificio) pretendió minimizar lo ocurrido, argumentando  que se trataba de exageraciones de los “enemigos políticos de siempre” y además trasladó las culpas a otros, entre ellos a la municipalidad.

Ante la gravedad de lo acontecido, varios medios de comunicación solicitaron el criterio de ingenieros y arquitectos,  entre ellos el mío, por lo que considero que mi posición debe quedar claramente registrada en estos textos, a fin de que la polémica se alimente, responsablemente.

  1. – Antecedentes.

La “Plataforma Financiera” es uno de los cinco mega edificios impulsados por el gobierno  saliente,  para concentrar funciones públicas afines en grandes infraestructuras distribuidas en alunas zonas de la ciudad de Quito.

Dos de estos edificios se han ejecutado porque para ello contaron con financiamiento externo –chino-, los otros tres no se han iniciado y es probable que nunca se ejecuten, dada la crisis financiera existente.

Para el diseño de estos proyectos el gobierno nacional (a través de INMOBILIAR) convocó –por intermedio del Colegio de Arquitectos de Pichincha CAE P, en la gestión precedente a la mía- a un concurso nacional que culminó el 30/07/2012 con la lectura del veredicto y la exposición de los trabajos en el Centro de Arte Contemporáneo. Sin duda este hecho es relevante ya que más del 90% de los proyectos ejecutados durante los diez años del gobierno saliente se diseñaron “a dedo”, sin concurso público.

  1. El proyecto en el contexto urbano.-

No comparto la idea de las mega-infraestructuras que concentran funciones (públicas o privadas) en la ciudad, ya que estas provocan también excesivas concentraciones de personas (en el edificio que nos ocupa trabajarán cerca de 5.000 empleados), de vehículos, además generarán  congestión de tráfico (todos los empleados deberán llegar y salir a la misma hora), incremento de ruido, polución, y distorsionan las dinámicas propias de las zonas donde se implantan estas mega instalaciones urbanas.

Estos temas no fueron parte de un debate previo que, necesariamente, debió abrirse antes del concurso, por lo que los participantes del mismo se limitaron a diseñar los edificios y no a cuestionar la estrategia de la cual estos eran parte.

Sin duda, son mucho más saludables y manejables las localizaciones dispersas de complejos administrativos, comerciales o de servicios, ya que contribuyen a la dinamización de los barrios y evitan las congestiones de todo tipo.

Y es que en el campo del urbanismo pasa lo mismo que en el de la economía, no es aconsejable sembrar la ciudad de mega centros comerciales que concentran comercios de marcas globalizadas y monopólicas. Hay que apostarle a la viralización de los comercios y emprendimientos en el tejido urbano a fin de provocar dinámicas económicas más amplias, más democráticas y más humanas, que propicien la interacción ciudadana: la tienda del barrio, el pequeño micro-mercado, el sastre, la panadería, la tienda de verduras, etc.

Por otro lado Quito, es una ciudad longitudinal (con casi 60 Km en sentido norte sur) en la que son importantes las visuales y las conexiones este-oeste que permiten que los ciudadanos recuperemos desde el valle de Quito, entre los intersticios edificados, los paisajes de las verdes colinas y montañas localizadas en los bordes oriental y occidental.

Un edificio de 12 pisos y tres subsuelos, tipo monoblock, con cerca de trescientos metros de largo, sin duda constituye una pantalla, más allá de que se hayan dejado unas perforaciones que no resuelven el problema de la conexión visual desde la perspectiva del peatón, quien siempre estará enfrentado a un “edificio-muro”.

Coincidentemente y, “sin querer queriendo”, el edificio expresa en términos de lo urbano y, de manera elocuente, la personalidad del gobernante saliente: concentrador, grandilocuente, hegemónico y egocéntrico.

  1. El proyecto en lo arquitectónico.-

Siempre es complejo hacer crítica arquitectónica, porque normalmente los autores lo toman personalmente, sin embargo es necesario hacerla porque solo así elevamos el nivel de nuestras producciones.

En la Plataforma Financiera se concentrarán 12 entidades públicas entre las que destacan: el Ministerio de Finanzas, el Banco Central, los Bancos del Estado y el SRI. Un programa de esta naturaleza, por su complejidad, bien pudo resolverse de otra manera al interior de un predio de 53.725 m2 (más de cinco hectáreas). Por ejemplo con bloques independientes que, bajo un solo concepto y código arquitectónico,  generen intersticios urbanos (espacios públicos y verdes) que permitan una clara identificación de funciones, cosa que no ocurre en el edificio inaugurado.

La “Plataforma Financiera”, por el contrario, se resuelve en un solo bloque continuo, con una sola piel (reticular, repetitiva hasta el cansancio)  que impide la diferenciación de las entidades gubernamentales incorporadas a su interior y que, además, convierte al empleado público en un número, en una ficha (algunitos ya lo son) en una especie de pixel que se repite miles de veces, lo cual finalmente deshumaniza tanto el rol de la función pública como a sus empleados. La buena arquitectura no requiere de señalética.

El edificio se construyó en el sentido norte sur, por lo tanto expone sus fachadas más importantes al este y al oeste –con cerca de trescientos metros de longitud y más de cuarenta y ocho de alto-, es decir las expone a todo el asoleamiento de la mañana y a todo el asoleamiento de la tarde, durante las 12 horas de luz que tiene  Quito, por su particular localización  en la mitad del mundo. Esto  provocará una sobre exposición de las oficinas al sol y un sobrecalentamiento de las mismas,  lo cual exige la incorporación de filtros, cortinas o sistemas de enfriamiento mecánico. Siempre hay soluciones más inteligentes y menos onerosas.

Este “moderno” edificio, basa su diseño en los conceptos del High Tech, que surgieron allá por la década de los años 60´s y que, de manera pionera, fueron incorporados por los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers en  el Centro George Pompidou, inaugurado en París en 1977 (hace 40 años) que fue diseñado en base a una estructura metálica de vigas, columnas y tensores expuestos en las fachadas y una plaza exterior de ingreso con pendiente negativa. Casualidad….?.

Obviamente en el Centro Pompidou se resolvió la evacuación de las aguas lluvias que corren hacia el edificio desde la plaza con pendiente invertida, ya que en sus subsuelos reposan importantes colecciones de arte que incluyen obras de Picasso, Miró, Chagall, Brancussi, Modigliani, Matisse y Bacon, entre otros.

El argumento de que ese fatídico día llovió como nunca no es válido para justificar la inundación ya que en Quito ha llovido y seguirá lloviendo mucho más por efecto del cambio climático y, si diseñas una enorme superficie dura (impermeable), con pendiente negativa, necesariamente debes resolver -hasta el cansancio, incorporando  soluciones hasta sobre dimensionadas- la evacuación de las torrenciales aguas lluvias a las que tú mismo haz convocado con un “venid hacia mí”, casi bíblico….

  1. El proyecto en lo constructivo.-

 Este es el territorio más complejo e irresponsable de este proyecto. Por un lado está el hecho de que la obra se hace porque está atada al financiamiento chino. Es decir que los chinos le prestan dinero al país, a condición de que los propios prestamistas chinos hagan la obra, para de esta manera no solo ganar con los altos intereses establecidos en  el préstamo sino que el dinero retorna en un buen porcentaje al prestamista chino con la ejecución de la obra. Negocio redondo!.

Si a esto sumamos que los chinos subcontrataron la obra en condiciones inaceptables con empresas y constructores locales –que se sometieron porque  necesitan trabajo-, el problema se complica. Más aún si los plazos y las exigencias determinaron que la obra debía inaugurarse dos días antes del cambio de mando presidencial, es decir sujeta a los tiempos políticos, no a los tiempos técnicos. Maravilla!

Por si esto fuera poco, mientras los chinos obtuvieron el acero a $ usd 2,15 el kilogramo, de los fabricantes nacionales, le facturaron al estado ecuatoriano a $ usd 3,60 (dato de los propios fabricantes) es decir que obtuvieron una ganancia –sin hacer nada- de $ usd 1,45 por kilogramo de acero utilizado en esta obra en la que deben existir cientos de miles (o millones) de kilogramos de estructura metálica. Bingo!

Y todo esto para que el edificio haga aguas días antes de la inauguración y exponga a los cuatro vientos sus falencias, despropósitos, irresponsabilidades y “chanchullos”.

Cuando, por mi profesión, he entregado casas de 130 m2, he tenido el cuidado de comprobar –antes del “huasipichay”-, que funcionen sus baños, sus luces, sus ventanas, sus puertas y –obvio- que la casa no se inunde. Si la obra tiene 130.263 m2 considero que esta responsabilidad debió multiplicarse por mil. Nada de esto aconteció y el edificio “hizo aguas”, por dentro y por fuera.

Hace unos día comenté el tema con un agudo y dilecto amigo, el doctor Julio Echeverría, quien me dio una ingeniosa explicación  para lo acontecido (que la transcribo con su anuencia). Según él  la inundación se debió a que “había que inyectarle mucha liquidez a la economía del país……”. Creo que con la inundación de la Plataforma Financiera….lo logramos!!

Lo cierto es que los responsables de la Plataforma Financiera lograron -con mucho éxito- cumplir con este “húmedo” propósito, además de que le “hicieron aguas” al epílogo del anterior gobierno…..

Sin querer queriendo…….

Handel Guayasamin, Arq.

 

 

 

 

 

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